¡Bienvenida a la Lactancia!
La salud de mamá y su condición física durante esta etapa no deben descuidarse.
Y es cuando amamantamos debemos cuidarnos bien. Algo que debemos permitirnos desconectar el teléfono, tratar de dormir un poco cuando nuestro peque lo hace, dejar las tareas domésticas en segundo plano, hacer aún lado las preocupaciones y obligaciones, limitar las visitas a una o dos amistades con las que nos sintamos cómodas pero sobre todo comer y beber con prudencia.
La lactancia exige un gran esfuerzo físico aunque no lo parezca, por lo que las primeras semanas nos sentimos exhaustas. Esto se debe, además de todos los cambios físicos, emocionales, de rutina, de ambiente, etc., a que al amamantar al bebé proporcionamos un gran cantidad de calorías, por lo que hay que alimentarnos muy muy bien para poder conservar nuestra fuerza y energía.
Cuándo estamos sanas, felices y tranquilas, se nota y nuestro apetito se irá encargando de cubrir las calorías necesarias para la leche del bebé de forma natural.
Si bien al amamantar nos vemos en la necesidad de pasar más tiempo sentadas o acostadas y a veces recurrimos a dar biberón para poder seguir con nuestras actividades, cuando podemos dejar que nos ayuden.
Lactar es muy agotador, y si bien los papás no pueden hacer, sí pueden levantarse revisar al bebé, cambiar su pañal si es necesario y acercarlo a mamá para que lo alimente, y si es el caso, después llevarlo a su cuna nuevamente.
Una vez que ya establecimos una rutina, podemos extraer nuestra leche por las noches y papá puede hacer esa toma y acompañar al bebé, esto les hará muy bien a todos, mamá podrá dormir un poco más y padre e hijo podrán pasar un agradable y amoroso momento juntos.
Para poder disfrutar de esta etapa de lactancia se necesita paciencia, amor y mucho apoyo para que dentro de lo posible sea todo un éxito.