
Una de las peores experiencia como mamá que he tenido.
Hace casi un año, pase una de las peores experiencias hasta el momento como madre debido a una deshidratación.
Cuando mi toddler, en ese entonces de 1.2 años comenzó con lo que el primer médico que lo atendió diagnosticó como una infección en la garganta que en menos de 24 horas cambió a una deshidratación que nos llevo a urgencias para hospitalizarlo 2 días.
Fue algo horrible y que no le deseo experimentar a nadie, ver como tu hijo llora sin parar, que no come, y que en menos de un día pierde 500 grs, que lo tienen que canalizar para poder hidratarlo y que se reestablezca, es una pesadilla.
¿Pero como fue que pasó? En primer lugar debo reconocer, que caí en el error de no informarme pues uno supone que hay cosas que nunca nos van a pasar o no vamos a dejar que pasen, pero a veces se nos escapan de las manos, y más cuando no contamos información que nos hagan ver de forma oportuna que está pasando.
Y es que todos perdemos agua corporal diariamente a través del sudor, las lágrimas, la orina y las heces. El agua también se evapora a partir de la piel y abandona el cuerpo en forma de vapor mientras respiramos.
Generalmente recuperamos este líquido corporal, junto con las sales que contiene, a través del agua y de nuestra alimentación.
Sin embargo, a veces los peques pierden grandes cantidades de agua y de sales minerales cuando tienen fiebre, diarrea y/o vómitos o cuando hacen ejercicio físico durante mucho tiempo sudando demasiado. Y, si un niño no puede reponer adecuadamente los líquidos que ha perdido, se puede acabar deshidratando como fue el caso de mi Matikis.
Como mamá note lo siguiente, lo cual nos hizo a mi esposo y a mí correr a urgencias pues sabíamos que algo ya no estaba bien:
- boca seca
- ausencia de lágrimas al llorar
- No hacer pipí durante 6 a 8 horas en el caso de Matikis (aunque también puede ser orina en cantidades pequeñas pero de un color obscuro)
- piel seca y fría
- somnolencia / irritabilidad
* Investigando vimos que en niños mayores puede presentarse ausencia de orina por 12 horas, fatiga y mareos.
La impresión de lo que sucedió y el susto que nos llevamos, no lo quiero repetir jamás.
Para prevenir la deshidratación hay que asegurarnos de que los peques beben abundante líquido cuando están enfermos o activos físicamente.
Mantener a un niño bien hidratado es algo que puede depender de las circunstancias. Por ejemplo, en el caso de Matikis, el dolor de garganta dificultaba que quisiera beber o comer por lo cual se deshidrató tan rápido. Yo sabía que el paracetamol ayuda a aliviar el dolor, y ahora sé gracias a esta experiencia que las bebidas frías también pueden aliviarle el dolor de garganta al tiempo que le aportan líquidos.
La fiebre en el caso de mi peque contribuyó a la deshidratación. Si tu hijo se encuentra muy molesto y no está ingiriendo una cantidad suficiente de líquido, puedes utilizar paracetamol para controlarle la fiebre.
Es importante que los niños beban con más frecuencia, sobre todo ahorita que hace calor. Si tu peque participa en deportes o actividades físicas agotadoras debe beber una cantidad de líquido adicional antes de iniciar la actividad, beber a intervalos regulares (aprox. cada 20 minutos) mientras se desarrolle la actividad y al termino de ella.
La sed, al contrarío de lo que yo y seguramente tú pensábamos NO es un indicador del inicio del proceso de deshidratación. En el momento en que un niño tiene sed, es posible que ya esté deshidratado. Por lo que los niños deberían empezar a beber antes de tener sed y seguir bebiendo líquido incluso después de que la hayan calmado.
Así que toma nota y si hace calor en donde vives, mantén a tus peques hidratados, para que no te tengas que vivir lo mismo que pasamos nosotros.