
Si como mamá te has hecho está pregunta, vamos por buen camino.
Y es que como madres siempre tenemos dudas, siempre tenemos algún temor y en más de una ocasión nos sentimos perdidas en cuanto a la forma en que estamos criando a nuestros hijos.
Yo, hasta el día de hoy no conozco una mamá que no se haya preguntado en algún momento ¿Lo estoy haciendo bien?, la pregunta llega por lo general cuando estamos con otras mamás y escuchamos que sus hijos ya dieron sus primeros pasos, dijeron sus primeras palabras, ya saben las letras y los números, ya hablan ingles, van a clases extra escolares, en fin, cosas que no todas aplicamos en nuestros hijos, y no digo que eso esté mal, sino que es ahí cuando dudamos de lo que estamos haciendo.
Hoy en día hay información por todas partes, alguna es clara y nos da confianza, otra nos deja con más dudas de las que ya teníamos, o los consejos de nuestros familiares nos ponen a veces a dudar de nuestra capacidad de cuidar y criar a nuestros pequeños.
Cuando nació Angelito siempre supe que podría contar con el apoyo de mi mamá sin embargo también sabía que tomaría como base la forma en que ella me crio pero que cambiaría ciertas cosas.
Yo soy de la idea de que los niños son más inteligentes de lo que nosotros suponemos y que hablar con ellos, obvio de acuerdo a su edad, funciona mucho más que hablarles de forma despectiva o fría.
Para mí darle a mis hijos la confianza de que hablen conmigo cuando tienen un problema o cuando algo no les gusta o les molesta es muy importante, así como el que yo les explique el porqué les llamé la atención, la palabra castigo e optado por cambiarla a consecuencia, no me gusta regañarlos en público, para mí eso es una forma de exhibirlos y prefiero hacerlo en privado y siempre diciéndolo que estuvo mal y porqué.
Los niños todos son diferentes, pero si algo es cierto es que son personas, piensan y sienten, y sobre todo imitan lo que nosotros hacemos.
Tratarlos mal o hacer uso de la violencia física o verbal creo que no es una opción, deja huellas, marcas con las que van a cargar toda la vida, así como la falta de demostraciones de cariño.
Abrazarlos cuando están tristes les muestra que pueden contar con nosotros, hacerlo después de reprenderlos le hace saber que actuaron mal, que se equivocaron pero que los amamos y estamos ahí para guiarlos, hacerlo cuando están felices les demuestra que nos encanta verlos así, abrazarlos y hablar con ellos una vez que su enojo y frustración baja, les hace ver que son humanos y que errar y perdonar hace de nosotros mejores personas.
Violencia genera violencia, poca confianza genera barreras de comunicación y ambas generan humanos incompletos.
No soy una mamá perfecta, mucho menos un ejemplo a seguir, me he equivocado en más de una ocasión y creo que lo seguiré haciendo pues los niños no vienen con un manual de instrucciones, ellos son como un libro en blanco dónde desde el primer día estamos ayudándoles a escribir su historia.
Todos los días me levanto tratando de ser la mejor mamá que mis hijos puedan tener, los conozco mejor que nadie y aunque agradezco los consejos y las críticas que mis familiares me dan, no voy a dejar de criar a mi hijos como yo creo que es mejor para ellos y esa forma es en base al dialogo, con respeto y sobre todo con cariño y comprensión, sabiendo marcarles los límites pero sin herirlos, ¿Lo estoy haciendo bien? No lo sé, confío en que sí, pues veo a mis hijos contentos a pesar de que les he marcado límites y en su momento se enojan los han aceptado, sé que en algunas cosas me he de equivocar pero voy a aprender a seguirme informando y sobre todo voy a seguir confiando en mí y en mi instinto materno.